¿Cuál es la zona de muerte en la relojería?
Resumen :
- Origen y concepto de la Zona de la Muerte
- Comprender mejor la zona de muerte de los relojes automáticos
- ¿Qué desafíos para los relojeros?
- Efectos sobre la precisión y la durabilidad.
- Consejos para evitar la zona de la muerte
La zona de muerte es un fenómeno que hace referencia a un período en el que es riesgoso ajustar un reloj automático, ya que puede afectar su precisión y provocar daños. Este período delicado afecta especialmente a los relojes automáticos, que dependen de muchos mecanismos de movimiento internos.
Origen y concepto de la Zona de la Muerte
La “zona de muerte” se refiere a un horario complicado para configurar un reloj automático, que suele ser entre las 9 p.m. y las 3 a.m. Durante este tiempo, el mecanismo de cambio de fecha está activo, lo que significa que las partes internas, como las ruedas y palancas del calendario, se mueven o están bajo tensión para prepararse para el cambio de fecha. Este proceso de cambio de fecha comienza mucho antes de la medianoche, aunque el cambio visible se produce alrededor de la medianoche. Configurar el reloj en este momento puede alterar estos componentes sensibles, provocando daños en el mecanismo o desincronización de complicaciones , requiriendo en ocasiones reparaciones costosas.
Los relojes automáticos son particularmente vulnerables durante esta zona de muerte porque su mecanismo de cambio de fecha está activo. Ajustar el reloj durante este período puede dañar los componentes internos.
Comprender mejor la zona de muerte de los relojes automáticos
Los relojes automáticos funcionan mediante un rotor que gira con los movimientos de la muñeca. Este rotor almacena energía y la transmite al resorte real, que acciona el mecanismo del reloj. A diferencia de los relojes de cuarzo, que utilizan una batería, los relojes automáticos dependen de los movimientos naturales del usuario para funcionar.
La Zona de Muerte es un período durante el cual el mecanismo de cambio de fecha está activo. Esto significa que algunas piezas internas, como las ruedas y palancas del calendario, se están moviendo o bajo tensión para prepararse para el cambio de fecha. Estos componentes son delicados y están en plena actividad durante esta fase. Si ajusta el reloj durante este período, corre el riesgo de alterar estas piezas, lo que puede provocar problemas como pérdida de precisión, parada del reloj o incluso daños mecánicos irreversibles. Por eso es importante evitar configurar un reloj automático durante este período específico.
¿Qué desafíos para los relojeros?
Para los relojeros, evitar la zona de la muerte es un desafío, porque un ajuste incorrecto durante este período puede tener graves consecuencias en el reloj, incluso para modelos de alta gama como el Santos de Cartier o el Speedmaster de la marca Omega . La mayoría de los movimientos de relojes equipados con una función de fecha tienen una zona muerta, donde es arriesgado ajustar la fecha. Por ejemplo, algunas marcas han tenido que lidiar con retiradas de relojes debido a ajustes incorrectos realizados durante este período tan delicado, lo que ha provocado fallos de funcionamiento. Sin embargo, hay algunas excepciones, como el Calibre Royal de Pequignet, que fue diseñado sin zona de muerte, pero estos casos son raros.
Efectos sobre la precisión y la durabilidad.
Cuando el reloj entra en la zona de la muerte, su precisión se deteriora significativamente. Un ajuste inadecuado no sólo puede perjudicar la precisión diaria (ganancias o pérdidas de segundos por día), sino también reducir la reserva de marcha , dejando al reloj incapaz de funcionar de forma autónoma. Además, un ajuste incorrecto puede acelerar el desgaste de los componentes del movimiento , reduciendo la vida útil general del reloj.
Consejos para evitar la zona de la muerte
Para evitar la zona de la muerte, es imperativo no fijar la fecha cuando las agujas están situadas entre las 9 y las 3 horas. La solución más segura es colocar las manecillas a las 6:30 antes de fijar la fecha . Luego podrá ajustar la hora a la hora correcta. De esta manera se asegura de no dañar los componentes internos sensibles al cambiar la fecha.
El mantenimiento regular también es fundamental para evitar problemas relacionados con el desgaste de los componentes, que podrían empeorar los efectos de la zona muerta. Los relojes automáticos deben recibir servicio cada cinco a siete años para garantizar que los componentes estén correctamente lubricados y funcionen sin fricción excesiva, lo que reduce el riesgo de mal funcionamiento durante el período de cambio de fecha. Es fundamental confiar estas operaciones a un relojero experimentado que comprenda las complejidades de los movimientos automáticos. Las pruebas de cronometría, que comprueban la precisión del reloj en diferentes posiciones, también son fundamentales para detectar y corregir cualquier problema antes de que se vuelva crítico.
La Zona de la Muerte es un concepto clave para todos los entusiastas de los relojes. Al comprender los riesgos asociados y seguir buenas prácticas de mantenimiento, es posible evitar estos problemas y maximizar el rendimiento de los relojes automáticos.